viernes, 24 de abril de 2015

Lo Que El Río Se Llevó.-Capitulo 1.

Un año antes...


                                                                                                       Domingo 16 de abril, 1895

Me desperté con los primeros rayos del día. Froté mis ojos perezosamente, y me incorporé.

- Debería dormir algo más ya que es temprano, aunque...
  
Abrí mis expresivos ojos. Hoy era mi cumpleaños. Inmediatamente llamé a gritos a mi doncella, Catalina. Una muchacha de unos diecisiete años, dulce, amable y alegre, aunque un poco tímida.


Escuché pasos apresurados acercándose a mi puerta. Apenas unas milésimas de segundos más tarde, Catalina irrumpió en mi gran habitación. La observé tomando un respiro, supuse que se debía a su carrera subiendo las escaleras. Me sentí un poco culpable, al ver su traje apenas colocado debidamente.

-¿ Me estaba llamando, señorita?
- Sí, Catalina. Pero siéntate un momento y recobra la respiración.
-Gracias señorita.
-Señorita no, Catalina. Te he dicho cientos de veces que me llames Elicia cuando estemos a solas. ¿Ha quedado claro?
-Sí señorit...¡digo Elicia!
- Es igual, necesito que me prepares un baño caliente. Ah, y con jabón de lavanda.
-En seguida lo tendré listo.

Diez minutos más tarde ya estaba disfrutando de un relajante baño. Me quedé dentro una media hora. Salí y me preparé para bajar a desayunar.

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En el salón me encontré con mi madre, quién me felicitó.

-Querida hija, hoy cumples dieciséis años. Ya estás hecha toda una dama.
-Gracias madre.
-Tengo algo que darte, Elicia.- Sacó una caja delicadamente envuelta en  papel color marfil. Lo cogí y fui desatando el lazo dorado. Cuando abrí la caja, mi boca se abrió de pura admiración.

-Madre, es un colgante hermoso.
-Tu padre lo compró para ti. Antes de morir me dijo que te lo diese en tu decimosexto cumpleaños. 

Era  un colgante con un zafiro en forma de corazón, colgaba de una cadena fina de plata.

-Lo podrás lucir en la misa de esta mañana. Todavía es pronto.¿ Por qué no vas a dar una vuelta por las orillas del río con tu doncella ?

-Así lo haré madre. Volveré pronto. Catalina, vamos.
-Sí señorita.

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Una vez en las orillas del río empezamos a caminar. Catalina se detuvo a recoger unas flores. Yo decidí alejarme un poco.

Iba tan ensimismada viendo las diversas formas de las nubes, que no me di cuenta dónde puse el pie.

Resbalé. Solté un grito y cerré mis ojos, esperando el inminente golpe. Pero nunca llegó. Sentí unos cálidos y fuertes brazos sosteniéndome. 

-¿Se encuentra usted bien, señorita?

Lentamente alcé mis ojos y me encontré con...
                                             
                                                 _

                                                 
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                                                                                                  Continuará....



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viernes, 17 de abril de 2015

Lo Que El Río Se Llevó.-Prólogo


Irrumpí en el gran vestíbulo de mi casa. Me dirigía hacia las escaleras cuando una voz suave pero autoritaria me detuvo.

-Elicia.- me di la vuelta y me encontré con mi madre-¿A dónde vas tan presurosa?

 Me quedé parada unos segundos elaborando una respuesta coherente, pero solo le respondí-Madre, yo...- No la pude responder porque lágrimas amenazaban con abandonar mis ojos y explorar mis mejillas.

 Me apresuré a subir las escaleras lo más rápido que me permitiesen mis piernas. Entré en mi habitación, saqué las llaves y cerré la puerta para que nadie pudiese molestarme.

Quedé estática en el centro de mi habitación durante unos minutos. Me abalancé sobre la cama y me dispuse a llorar.
Sentía un dolor inmenso e infinito en mi pecho, mi corazón estaba resquebrajado en miles de pedazos. Sentía como si me atravesaran el pecho millones de lanzas a la vez.

Esta noche mi corazón murió.



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domingo, 12 de abril de 2015

Un sábado por la mañana

Creo que estoy dormida. Hay una  luz blanca y pura por todas partes. Noto una cálida y suave sensación que me envuelve. Giro a mi alrededor, todo es blanco. Me quedo quieta por unos segundos hasta que todo se vuelve negro.

Abro mis ojos castaños repentinamente. Observo un cielo blanco, miro a los laterales y veo un conocido color púrpura. Entonces es cuando me doy cuenta de que todo ha sido un sueño y que me encuentro en mi habitación.

Vuelvo ligeramente mi cabeza a la derecha. Son las 7 de la mañana. Me levanto tranquilamente. Observo mis pies descalzos, mientras pienso en lo afortunada que soy en no tener que trabajar hoy. Cuando por fin salgo de mis pensamientos, me doy cuenta de que me he puesto mi chándal favorito y mis deportivas moradas, inconscientemente.

Debería desayunar, pero no tengo hambre. Decido salir de casa para tomar aire fresco.Cojo mi libro favorito y las llaves, no necesito nada más. Necesito desconectar de toda una semana de estrés. Antes de salir cierro la puerta con llave.

Una vez fuera de casa, disfruto de la suave brisa que alborota mi largo cabello negro y acaricia mi cara.
Echo a andar. Dejo que mis pies me guíen. Pasan unos diez minutos hasta que éstos se detienen. He llegado a  mi sitio favorito.

Un árbol de cerezo. Mi árbol de cerezo. De pequeña siempre venía a este maravilloso lugar a leer mil libros.
Actualmente, casi no tengo tiempo para leer. Pero eso no implica que ya no me guste, es más, mi amor hacia la lectura se ha incrementado hasta ser infinito.

Saco mi libro y me acomodo en las raíces de mi querido cerezo. Siento cómo me abraza. Empiezo a leer la primera página. Inmediatamente siento mil olas de emoción y me veo inmersa en la historia.


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jueves, 9 de abril de 2015

Mil olas, por las miles de palabras que salen de tu boca  al cabo del día, los miles de pensamientos que no te dejan dormir por la noche, las miles de personas que sonríen o lloran en un día, las miles de veces que la persona que te ama te dice "te quiero", los miles de libros que te lees en una vida, o las miles de ilusiones que yo tengo.

Una historia, en la que se fusionan todas estas olas, en la que tengo mil vidas, que son eternas, cada una diferente, pero todas iguales a la vez.

Porque todas fluyen de mí, de Arya Twell.