lunes, 6 de julio de 2015

Lo Que El Río Se Llevó. - Capítulo 5

Catalina me abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarme pasar. Dejé mi chal y mi sombrero en la mesita de la entrada.

- Discúlpeme señorita Elicia pero ¿por qué ha tardado tanto en regresar? Ya es la hora de comer.

Me disponía a resPonder cuando mi madre irrumpió en el vestíbulo y fijó su mirada en mí.

- Elicia hija mía, ¿por qué te has demorado tanto en llegar? La comida ya está servida.

-Lo siento madre, pero es que me he detenido a hablar con Rosa, la hija del molinero.

Mi madre suspiró .- Elicia sabes de sobra que no me gusta que te juntes con el populacho.

Esto me hizo cabrear. Rosa era una muchacha de mi edad, hija del molinero del pueblo. Aunque no había nacido en una familia acaudalada, era una chica educada. Era mi mejor amiga junto con Catalina. Me disgustaba que mi madre hablase así de ella.

- Se me ha quitado el apetito, me retiro a descansar.

Y con estas palabras subí las escaleras y subí a mi habitación.

Me descalcé y me lancé a la cama. Oculté mi cara en la almohada y solté un grito de rabia.

Decidí apartar los pensamientos y dejar la mente en blanco para relajarme.

Pero a los pocos minutos, apareció el rostro de aquel canalla, grosero, creído, irrespetuoso, maleducado, atractivo, moreno, con ojos verdes que te atrapaban y... ¡Un momento! ¡¿ Por qué estoy pensando en Rubén ?!

- No lo sé, dígamelo usted señorita.

- ¡Catalina!

- Lo siento Elicia. Pero usted debería de tener más cuidado, y no pensar en voz alta. Su madre podría enterarse de que le gusta aquel muchacho y... 

- ¡Qué! A mí nunca me gustaría ese canalla. Preferiría mil veces a un sapo.

Catalina se me quedó mirando sin saber que decir.

- Debería irme, que descanse señorita.

Y sin más salió y cerró la puerta.

Solté otro suspiro y cerré los ojos.










                                                                                CONTINUARÁ... 





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