domingo, 8 de mayo de 2016

BAJO EL SAUCE



Lo blanco se torna negro.
Las doradas monedas, opacas.
La armoniosa y grave melodía, cesa.
El duro y pulido diamante, en un frágil cristal
se convierte.
Quebrándose con el agradable y rítmico terremoto.
Hoy para mí, el mundo pierde sentido.
Un sinfín de imágenes  se agolpan en mi mente.
Entre ellos...
 ...él y yo, abrazándonos,besándonos. Amándonos.
...yo y él,ignorando el fatal y cruel destino.
...él y yo, bajo el sauce. El mismo sauce bajo el que
me encuentro, y bajo el que
comparte
mis lágrimas
en silencio.
Sufrimiento
Infierno


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Espero que os haya gustado mi poema. Estoy pensando en subir unos cuántos más. En cuánto a la historia, pienso continuarla la próxima semana.
Besos
                       Arya Twell <3

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miércoles, 23 de marzo de 2016

Lo Que El Río Se Llevó .- Capítulo 10





                                                       Elicia (POV)


Miraba con impaciencia a mi alrededor, contemplaba a hombres de alta alcurnia y a sus esposas engalanadas con barrocas joyas y elaborados peinados. Empecé a desesperarme, ¿qué diablos estaría haciendo Rubén?

Al menos, si tuviese un lugar donde sentarme y deleitarme con mi lectura favorita - Frankestein de Mary Shelley - sé lo que estáis pensando, ¿una señorita como yo no debería leer novelas románticas de amor? Pues siento decepcionaros pero yo no soy una señorita frágil y dócil suspirando y esperando por príncipes azules inexistentes, cuando acabarán casadas con hombres mayores que ellas, a los que les importa sólo la descendencia y su fortuna.


He de decir que amo la literatura, me encantan las novelas de terror, aunque tampoco me disgustan las tragedias de Shakespeare, mis favoritas son Romeo y JulietaHamletTambién me apasiona la mitología grecolatina, especialmente  La manzana de la discordia. 


Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no me percaté de la presencia de Rubén y me asusté.


- Señorita Elicia, le recomendaría que en vez de estar perdida en  las nubes, me prestara atención. Acabo de comprar los billetes del barco, el camarote es de matrimonio.

- Rubén, ¿cuántas veces te he dicho que no me trates de usted? Y no pienso dormir contigo en la misma cama.
- Tranquila Elicia, tan sólo estaba bromeando. Además no creo que sea un problema compartir la cama de nuevo. De hecho, la otra vez no parece que te molestara. ¿Acaso no lo recuerdas?

Mi cara se tiñó de rojo al recordarlo.

                                                     **Flashback**



Regresamos tras la fiesta de Año Nuevo en la plaza del pueblo. Una vez en la habitación, Rubén se dio la vuelta y me dijo- cámbiate, te juro que no miraré hasta que no me lo digas.


Aunque con recelo me dispuse a ponerme el camisón, y rápidamente me metí en la cama.

-Ya he terminado.

Entonces Rubén se quitó la camisa dejando al descubierto su torso. No pude evitar quedarme embobada admirándole, pareciera que Miguel Ángel hubiera esculpido su cuerpo.

- Si tanto te gusta mi cuerpo puedo dormir así o siempre puedes tomarme un retrato, dura más, y tengo en mi poder una cámara fotográfica.

Quedé incrédula, roja como un tomate y sin pronunciar palabra. Mientras tanto él me miraba fijamente con esa sonrisa arrogante que deseaba borrar. Resoplé y me di la vuelta.

Sentí las sábanas moverse y el colchón hundirse, supuse que Rubén se había acostado porque la habitación quedó en tinieblas. Cerré mis ojos, pero de repente siento algo cálido rodearme la cintura, solté un grito.

- Shhh, tranquila soy yo. Estabas helada y temblando por eso he decidido abrazarte.

- P-pero ...

- No pienses que soy un pervertido, no voy a intentar nada raro. Tan solo cierra los ojos y duermete.

Por una vez le hice caso y cerré mis ojos.


                                                         **fin del flashback**


- Está bien, vamos.
- Me encanta cuando actúas como una niña
- Hmmff

No le hice caso y nos subimos al barco.


                                                  Rubén (POV)



Sonreí para mi mismo, Elicia no había cambiado nada en los 4 meses que llevábamos juntos. Seguía siendo la misma muchacha temperamental, tozuda, infantil pero sincera y bondadosa que había conocido. Aunque había de reconocer que sí había madurado al escapar de su madre y ser capaz de no quejarse de la vida que llevábamos.

En Año Nuevo partimos hacia Barcelona para coger un barco que nos llevase a Italia, donde su madre no nos pudiese encontrar.
No suponía ningún problema, ya que yo, a pesar de provenir de una familia humilde, había estado con mi padre viajando, ya que era un director de orquesta muy talentoso. En aquellos tiempos mi familia disfrutaba de buen poder adquisitivo.
 Pero todo terminó con la muerte de mi padre. Mi madre, mis hermanos y yo, nos vimos obligados a regresar a España y a trabajar en el campo. Mi hermano mayor fue obligado a ingresar en el ejército por orden del gobierno como muchos otros de su edad. Fue destinado a mantener bajo control las colonias en el sur de América y prevenir los levantamientos. Nunca volví a saber de él.
Mi hermano pequeño tuvo un accidente mientras trabajaba las tierras del patrón de la comarca y murió.
Mi madre enfermó del cólera y poco tiempo después falleció.
Fue entonces cuando decidí marcharme y abandonar ese fatídico lugar, en busca de un destino mejor.

En resumen, yo había aprendido muchos idiomas, el italiano entre ellos, y parecía ser que Elicia también.

Una vez el barco zarpó, dejamos nuestro equipaje en el camarote, y subimos a la cubierta para disfrutar del paisaje. Estaba anocheciendo,  el contraste del Mediterráneo con el Sol que se hundía en él,  hacía que lo convirtiesen en un paisaje digno de admirar.

- No tengo palabras para describir la belleza de la naturaleza.- dijo Elicia quién se encontraba a mi lado apoyada en la barandilla.

Me quedé admirándola. Sus mechones negros como la obsidiana, se mecían con la suave brisa que acariciaba su rostro de porcelana, pero ya más moreno por el sol de primavera. En su lienzo de delicadas facciones se encontraban dos expresivos orbes marrones casi negros como el caoba, protegidos por largas y gruesas pestañas, nariz respingona y tentadores labios rosados. Su figura unos centímetros más baja que yo y delgada pero con curvas.

- Ni yo las tengo para describirte a ti.


                                                                                                               Continuará...



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jueves, 31 de diciembre de 2015

Lo Que El Río Se Llevó.- Capítulo 9




                                                Rubén (POV)




Catalina se me quedó mirando esperando mi respuesta.


- Tan sólo conversando con Elicia.

Sus ojos me podían decir que no estaba muy satisfecha de mi respuesta.


-Tranquila Catalina, Rubén me estaba haciendo compañía y además me va ayudar a pagar mis gastos hasta que pueda hacerlo por mi misma.


- Está bien. Elicia, te he traído todo lo que he podido, por poco tu madre me pilla. 


- Gracias Catalina, a mi madre ni una palabra de esto, si te pregunta di que no sabes nada de mi.

- Bueno, mejor me apresuro antes de que la Señora se de cuenta de mi ausencia. Cuídate.

Entonces Catalina se volvió hacia mi- Como se te ocurra aprovecharte de ella yo-


Levanté mis manos - Por favor, si yo soy todo un caballero.

Tras despedirnos de Catalina, nos dirigimos  hacia la posada.




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                                                    Elicia (POV)



Cuando llegamos la Sra. Herrero se acercó a nosotros.


- Buenas noches Elicia, ¿ acaso andas ennoviada  con este zagal?


Rubén se rió y mis mejillas se tiñeron de rojo carmín.


- En realidad ella se empeña en no sucumbir a mis encantos de caballero.

La Sra. Herrero soltó una carcajada. Fulminé con la mirada a Rubén.


- Sra. Herrero nosotros no somos-

- Tranquila chiquilla, que no se lo diré a tu madre. Voy a mirar qué habitaciones me quedan.

Miró el libro de registros.

- Me queda una habitación libre con una cama de matrimonio, es bastante espaciosa.

Iba a protestar cuando Rubén volvió a interrumpirme.

- Muchas gracias, aquí tiene lo que corresponde.

- De nada jóvenes. Ah, se me olvidaba. Es Nochevieja, así que os recomiendo engalanaros. En la plaza el pueblo celebra una cena y una verbena. Espero veros allí pareja. 

Antes de irse nos guiñó un ojo. 

- Rubén, estás loco si piensas que voy a dormir en la misma cama que tú.

- No lo pienso, estoy seguro de ello. Será mejor que dejemos las cosas en la habitación y nos preparemos para la fiesta, ¿no crees princesa?

¡ Otra vez su maldita sonrisa descarada y arrogante! Cómo le odio.





                                                                                                        Continuará...


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Espero que os haya gustado el nuevo capítulo. Gracias por leerlo. Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo!

                                                       Atentamente, Arya

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sábado, 19 de diciembre de 2015

Lo Que El río Se Llevó.-Capítulo 8





                                               Elicia (POV)


- Elicia...


Me di la vuelta y me encontré con  Catalina. Se acercó y se sentó a mi lado. Me miró unos instantes antes de abrir la boca.- Señorita, ¿por qué llora? Su madre ha vuelto a casa  dando portazos. Y seguidamente se ha encerrado en su habitación. No me diga que después de tanto tiempo le ha vuelto a...

- Sí Catalina, lo ha vuelto a hacer. No aguanto más...- de repente tome una decisión.

- Elicia, ¿en qué está pensando?

- He decidido marcharme de casa.

- Pero, ¿a dónde irá? Es muy joven. Cualquier cosa podría ocurrirle.

- Tranquila, no me pasará nada. Y no me voy a ir tan lejos. Me quedaré en la posada del pueblo.
Trabajaré en la confitería de Doña Tomasa. En caso de que mi madre baje al pueblo, que no suele ser  lo común, le plantaré cara.  Catalina, intenta traerme una maleta con lo esencial, por favor. Te esperaré en la plaza.

- Claro, señorita.

- Elicia, llámame así. Y trátame de tú.

- Pero...

- Pero nada. Has sido como mi hermana desde que éramos pequeñas. Ya es hora de que me trates de igual a igual. Yo no soy más que tú, y tú no eres menos que yo.


Catalina resopló- Está bien, pero se me va a hacer difícil.

- Ya veras como te acostumbras enseguida.

-Bueno, mejor voy yendo a recoger tus cosas. No vaya a ser que tu madre me pille. Adios Elicia.

-Adios Catalina, y ten cuidado.


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                                                        Rubén (POV)



 Volvía de pasear por el campo, me encaminaba a la posada a descansar, cuando vi a Elicia  sentada en un banco sola.

Fruncí el ceño.Cuando llegué hasta ella, le pregunté- ¿Qué haces aquí sola? Pensé que ya te habías ido.

Agachó su cabeza.


Me senté a su lado, le miré por unos instantes.

-¿Qué te pasa? ¿tu madre te ha vuelto a p-

- No es eso. He decidido irme de casa.

- ¿Ya sabes a dónde vas a ir ?

- Me quedaré en la posada.

- ¿Tienes dinero para pagar la habitación?

- No...pensaba en trabajar en la confitería.

- Bueno, mientras tanto yo te puedo pagar tus gastos.

- No puedo aceptarlo.

- Sólo hasta que te puedas mantener por ti misma.

- De acuerdo...

Seguía con la cabeza abajo. Por algún extraño motivo, me molestaba verle así.

- Eh, anímate un poco. Mira el lado bueno, ahora tienes un amigo atractivo.

Pude contemplar como alzó su cabeza y me miraba con un gesto molesto.

- ¿Desde cuando eres atractivo?

Una sonrisa arrogante hizo su aparición en mi cara. No lo podía evitar. Era demasiado divertido

- Desde que te quedaste observando mi rostro aquel día, y te sonrojaste como una fresa.

- ¡Cállate! ¿por qué no te comportas como antes, tan amable, y comprensivo?

Me llevé una mano al pecho.

- ¿Es que ahora ya no soy amable y comprensivo?

- ¡Eres insoportable!

Iba a responderle cuando apareció Catalina.

- Elicia, ya tengo tus cosas.

Después dirigió su mirada a mi.

- ¿Que hace aquí con Elicia?




                                                                                              Continuará...

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Siento haberme demorado tanto en subir un capítulo, pero he estado ocupada y un poco agobiada haciendo exámenes. Prometo subir al menos una vez a la semana. De nuevo, perdón por la espera.  

                                                                                 Arya



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domingo, 13 de septiembre de 2015

Lo Que El Río Se Llevó.- Capítulo 7

                                 


                                            Elicia (POV)


Miré de nuevo a Rubén, y le di las gracias. Me compró un ramo de rosas rojas, supongo, para levantarme el ánimo. Me lo entregó, y me dijo al oído " No hay de que, recuerda que puedes contar conmigo siempre que lo necesites, Elicia". Con esto se alejó.


Yo me quedé parada en medio de la plaza, pensando en si debería volver a casa. No me creía con suficiente endereza como para enfrentarme a mi madre.

Decidí dar un paseo sin rumbo. Mis pies me llevaron a un árbol al que solía venir de niña cuando estaba triste. Me senté en sus robustas y confortables raíces y  abundantes arroyos de lágrimas empezaron a caer. Rodando por mis mejillas y regando el suelo con agua salada.

Recuerdos que creía que no volverían a la luz, salieron de su escondite. 

Imágenes de mi padre abrazándome, riendo y jugando conmigo, se agolpaban en mi mente. Le echaba de menos.

Mi padre fue siempre quién me prestaba atención. Era un hombre respetable, de noble corazón, que respetaba a los que no eran adinerados, era amable con la gente de a pie. No juzgaba a las personas  por su clase social, si no por quiénes eran.

Sin embargo, mi madre siempre había sido todo lo contrario. Una mujer fría, estricta, calculadora y con un corazón de piedra. De hecho, nunca mostraba muestras de afecto, me daba una bofetada cuando hacía algo fuera de lo "correcto". Y todo empeoró con la muerte de mi padre. Me pegaba más fuerte, y me dedicaba palabras que una madre no debería dirigir a una hija.

Con el paso de los años, dejé de luchar, me comporté como ella quería, me convertí en una persona diferente. Cesaron las bofetadas. Pero no era yo.

Hasta que hoy que exploté. No pode contenerme más. Y como era de esperar la bofetada fue su respuesta. 

- Elicia... 



                                                                                                              Continuará...






                                  
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jueves, 3 de septiembre de 2015

Lo Que El Río Se Llevó.- Capítulo 6


                                      Elicia (POV)

Al día siguiente, bajé de nuevo al pueblo a dar un paseo.  Llegué  a la plaza, había una muchacha vendiendo flores. Decidí  acercarme para ver si tenían mis flores favoritas, rosas rojas. La muchacha me sonrío dulcemente y me preguntó si me podía quedar a cargo de su puesto. Accedí gustosamente, y aproveché para aspirar el fresco aroma de rosas.


El olor de las rosas rojas me relajaba, y estaba tan concentrada en él, que no me di cuenta de que alguien se me acercaba.




                                   Rubén (POV)

Estaba caminando alrededor del pueblo para familiarizarme con sus calles y su gente. Las tripas me rugieron y decidí dirigirme a la casa de comidas de la plaza., cuando me encontré con Elicia.


Se encontraba con los ojos cerrados y sujetando unas rosas rojas cerca de su cara. Tenía una expresión de calma en su rostro. Una idea pasó por mi mente.

Sonreí maliciosamente mientras me acercaba a Elicia por su espalda. Me detuve  a unos pocos centímetros de su cuerpo. 

Acerque mi boca a su oído y volví a sonreír antes de decir -  Señorita, le aseguro que sus mejillas van a estar más rojas que esas rosas en unos instantes.

Elicia dio un brinco, y se volvió hacia mi. Iba a decir algo, cuando se dio cuenta de su terrible error. Nos encontrábamos ahora a pocos centímetros de distancia. Observé como ella lentamente levantaba su cabeza para mirarme. Pude ver con satisfacción, que efectivamente sus mejillas estaban sonrojadas  y no pude evitar esbozar una sonrisa arrogante.


Ella, tras minutos de quedarse callada, abrió su boca- Y-yo ...


Me acerqué más si es que era posible y me disponía a decirle algo cuando...


- ¡Elicia! ¿Qué haces con este mero hombre de pueblo?

- M-madre, yo no...

-Ni te atrevas a abrir tu boca. Ya estoy harta de que te juntes con el populacho.  Como esa mosquita muerta de la hija del molinero.

Elicia se acercó a su madre y le contestó - ¡Ya basta madre, no tiene ningún derecho a ir despreciando a los demás, solo por que no sean adinerados! Y cálle-

No pudo seguir hablando por que su madre le abofeteó.

-No te atrevas a hablar así a tu madr-

Me puse delante de Elicia, y le contesté a su madre - Y usted no se atreva a dañar a su hija. Por el rabillo de mis ojos pude ver como Elicia parecía sorprendida. Volví a mirar a su madre.

-...- La madre de Elicia suspiró y se fue.


Me giré hacia Elicia, quien tenía ahora sus ojos brillosos y su delicada mejilla roja por la bofetada de su madre. Acerqué mi mano a su mejilla y la acaricié suavemente.

-¿ Está bien señorita ?

Ella me miró de nuevo, y me dio las gracias. Para subirle el ánimo decidí comprarle un ramo de rosas rojas. Se lo entregué, y le dije al oído " No hay de que, recuerda que puedes contar conmigo siempre que lo necesites, Elicia". Y  me alejé.




                                                         ....




                                                                                                              Continuará...






                                 
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lunes, 6 de julio de 2015

Lo Que El Río Se Llevó. - Capítulo 5

Catalina me abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarme pasar. Dejé mi chal y mi sombrero en la mesita de la entrada.

- Discúlpeme señorita Elicia pero ¿por qué ha tardado tanto en regresar? Ya es la hora de comer.

Me disponía a resPonder cuando mi madre irrumpió en el vestíbulo y fijó su mirada en mí.

- Elicia hija mía, ¿por qué te has demorado tanto en llegar? La comida ya está servida.

-Lo siento madre, pero es que me he detenido a hablar con Rosa, la hija del molinero.

Mi madre suspiró .- Elicia sabes de sobra que no me gusta que te juntes con el populacho.

Esto me hizo cabrear. Rosa era una muchacha de mi edad, hija del molinero del pueblo. Aunque no había nacido en una familia acaudalada, era una chica educada. Era mi mejor amiga junto con Catalina. Me disgustaba que mi madre hablase así de ella.

- Se me ha quitado el apetito, me retiro a descansar.

Y con estas palabras subí las escaleras y subí a mi habitación.

Me descalcé y me lancé a la cama. Oculté mi cara en la almohada y solté un grito de rabia.

Decidí apartar los pensamientos y dejar la mente en blanco para relajarme.

Pero a los pocos minutos, apareció el rostro de aquel canalla, grosero, creído, irrespetuoso, maleducado, atractivo, moreno, con ojos verdes que te atrapaban y... ¡Un momento! ¡¿ Por qué estoy pensando en Rubén ?!

- No lo sé, dígamelo usted señorita.

- ¡Catalina!

- Lo siento Elicia. Pero usted debería de tener más cuidado, y no pensar en voz alta. Su madre podría enterarse de que le gusta aquel muchacho y... 

- ¡Qué! A mí nunca me gustaría ese canalla. Preferiría mil veces a un sapo.

Catalina se me quedó mirando sin saber que decir.

- Debería irme, que descanse señorita.

Y sin más salió y cerró la puerta.

Solté otro suspiro y cerré los ojos.










                                                                                CONTINUARÁ... 





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